COLUMNA DE OPINION
Jose Luis Regalado
Somos los únicos responsables
Quienes amamos y militamos en un
partido centenario como el RADICALISMO, promulgamos sus principios y
practicamos sus valores, sabemos hoy que es imposible que este desaparezca, esto
siempre que gocemos de buena salud y los años nos acompañen. Sostener el número
de una lista y transitar estos tiempos en soledad, seguramente nos llenara de
orgullo, pero un orgullo mezquino, que nuestros jóvenes no entienden. Quiero recordar los festejos del 83 con mis
hijo en los hombros agitando la bandera argentina, solo tenían un par de años,
nada sabían sino compartir mi alegría y acompañarme, contentos pero sin
entender. Hoy a más de 30 años de esto
vuelvo a replantearme un montón de cosas, quizás reflexionando por quienes me
acompañaban y que compartieron conmigo
aquellos festejos inolvidables y hoy continúan haciéndolo, no muchos tenemos
esta suerte. El cambio generacional nos tiene que motivar, no asustar ni
generar miedos. Desde ya debemos tenerlo, si somos incapaces de no leer lo que
esta nueva generación hoy nos pide, y nos exige. No hablo de abandonar valores
o principios, algunos ideológicos
arraigados en nuestro ser ciudadano, sino refundarnos en ellos, sin
enterrar una historia única como la de nuestro centenario partido. No podemos
continuar con los discursos tribuneros
que nos traen recuerdos, seguramente muchos los añoramos y que nos
recuerdan a nuestros próceres políticos, pero que poco suman en estos nuevos
tiempos de activa gestión. Si, seguramente muchos dirán que para gestionar
debemos tener poder, se puede gestionar desde cualquier estamento social activo
y militar en este sin perder la identidad, militancia no es solo una palabra
propiedad de los partidos. Un número engañoso de manos señalando una lista o un
encendido discurso nos puede traer recuerdos y erizarnos la piel, seguramente
que sí, cosa que pocos hoy son capaces
de conseguir, después nos toca volver a
la realidad y esta nos golpea y nos
demuestra que estamos lejos de cambiarla de esta forma. Se acabaron los profetas y los
mesías, se acabaron los líderes, hoy por muchos añorados. Los espacios ya no se
heredan, se ganan demostrando capacidad y valentía de gestión, con errores y
aciertos, esto es seguro. Vivimos por décadas
separados por una ideológica
bipartidista, pasando por distintas estados. Hoy como militantes radicales, se nos
propone un desafío único, podemos
elegir estar a la altura de este, o
continuar socavando nuestras propias grietas y afianzar el vaticinio que muchos nos auguran, propios y extraños, el de
desaparecer. No reconocer el nuevo paradigma político de estos tiempos,
que podemos legitimar con nuestros
principios y valores democráticos, ya demostrados, nos limitara y pondrá fuera de este cambio. No temo ser una minoría, como
muchas veces lo hemos sido, tampoco
sumarme a un triunfalismo sin bases,
me interesa como siempre lo he hecho, militar en forma activa y sin mezquindades dentro de
este radicalismo. Debemos gestionar cambios
que generen lo que realmente queremos, un partido moderno que respete su historia, su ideología
y que no arríe sus banderas. Que este modernismo nos permita una apertura
integradora que sierre grietas internas y que podamos sumarnos en coaliciones, si se decide y hacerlo sin temores,
el tenerlo es no confiar en nuestras propias raíces o desconocerlas. Esta nueva
forma de hacer política debe encolumnarnos para ser los artífices y gestores del bien común
general, para eso milito y considero ese el único fin. No podemos tampoco
cuando hablamos de todo esto, dejar de generar espacios para que los jóvenes vuelvan a la
militancia, sin egoísmo guiarlos y ceder
los mismos. Debemos colaborar sin mezquindades, ya que solo ellos serán los resposnsables de
sostener en el tiempo nuestras banderas y lograr mantener vivo los principios y
valores de este centenario partido RADICAL.