COLUMNA DE OPINION
La grieta y el sexo
Por: José Luis Regalado
Existen distintas formas en relaciones humanas, el sexo esta
entre una de ellas. Esta forma de relación puede tener distintas
características, sin entrar en definiciones psicológicas, lejos estoy de esta
rama de la ciencia. Podemos comparar algunos comportamientos del último gobierno
con el sexo. En las relaciones donde el sexo tiene preponderancia, se puede decir
en muchos casos que se mantiene por amor o por una simple conveniencia.
Con el amor como base y el respeto
seguramente la convivencia perdurara en el tiempo, sin llegar a un análisis del
amor eterno, siempre en esta pareja la igualdad y el mutuo apoyo acompañara sus
proyectos en conjunto. Cuando un miembro de la pareja
usa el sexo como medio, las cosas cambian. Cuando ya no hay sexo con el amor como base, donde de hacer el amor se pasa a realizar un simple
coito, sin asustarnos de ciertos vocablos poco usados pero si aplicados
correctamente, solo se consigue una satisfacción mutua y acordada. Con amor y respeto podemos llegar a los logros
más insólitos y perdurables. Con un simple coito estamos expuestos a perder
todo en cualquier momento. Quienes nos gobernaron estas últimas décadas podemos decir que fue una relación basada en un simple coito, sin bases para una continuidad, donde solo la
unión fue por placer y conveniencia, para pocos. Cuando esta relación termina, se
pueden quedar sin nada con una clara sensación de dolor y
asco, por quien perpetuo esta acción, en algunos casos parecidos a una
violación, pero consentida, donde el perpetuador se retira satisfecho. El
gobierno anterior sin respeto y en forma violenta desecho toda relación con la ciudadanía,
con muchos la mantuvo basada en la
conveniencia, con dadivas y concesiones prostituyendo a estos desde el poder, y quienes ideológicamente no lo acompañaban
eran sometidos de distintas formas. Por eso la grieta existe pero no es ideológica.
Si se basa la relación en el amor y el
respeto se tendrá una relación duradera
o si no se volverá al frio coito,
donde hoy, muchos a pesar del dolor y el desamor que este produce, quieren permanecer seguramente prostituidos,
esperando el regreso de la dadivas como pagos por una relación.