COLUMA DE OPINION
José Luis Regalado
AUTOCRITICA, LA PALABRA PERDIDA
Si,
aparentemente en estos tiempos podemos considerarla como un apalabra perdida,
ya que reza en su significado: “Crítica que una persona hace de sí misma o de
su obra”, y los que la hacen seguramente, interponen un “Pero” o tercerizan
responsabilidades. ¿Somos capaces de realizar una autocrítica? Seguramente a
muchos nos cuesta analizar nuestras acciones y reconocer errores. Cuando esto
es llevado al ámbito dirigencial en
todos ellos, o los gubernamentales, donde estas acciones tienen un alto nivel
de responsabilidad, se torna más grave no realizar el análisis de los errores correspondientes
a las mismas llevadas a cabo, donde estas pueden comprometer el bienestar
general, de una sociedad o laboralmente, ni que decir en lo educativo y otros, tornándose
sumamente peligroso, más si la
autocrítica es negacionista y traslada responsabilidades a otros, con razón o
sin ellas. En nuestra comunidad tenemos distintos ejemplos, una de ellas es la
del centenario partido, al que pertenezco, que gobernó dos periodos desde el
retorno a la democracia, 1983-1987 y 1987-1991 a partir de ese momento hasta 2021
donde se ganó una de medio término. Perdimos 8 generales y seguramente si la
memoria no me engaña 8 legislativas, y lo hablo en primera persona porque fui
parte de esta dirigencia. Hoy aún muchos amigos dirigentes de estos años siguen sin hacer una
autocrítica y realizando las mismas prácticas que nos llevaron a más de treinta
años perdiendo elecciones; en una de ellas donde fui candidato a senador departamental,
por lo tanto, no esquivo responsabilidades, las afronto y más de una vez me
pregunte, ¿Qué nos pasa?, muchos seguramente tienen distintas respuestas y algunos
seguro, como muchos escuchan, tercerizan responsabilidades. El radicalismo
tiene principios y valores intrínsecos adquiridos en forma insoslayable en su
centenario transitar, son los mismos que muchos tienen sin militar en este
partido, son los mismos que muchos tienen militando en otros partidos o son los
mismos que muchos practican sin ninguna clase de militancia. Pienso, desde este
largo tiempo haciendo prácticas políticas acompañando a amigos, uno de los graves
errores que cometí y pienso cometimos, es el no reconocer esto, no somos los únicos en la práctica de estos
valores, no somos ni mejores ni peores por militar los mismos valores. Hoy lo mejor es militar valores y principios
sin ideologizarlos, no cometamos el mismo error que el oficialismo, prácticas como estas nos lleva a no poder
solucionar los problemas de la comunidad, y seguramente fue uno de los más graves que
cometí, ideologizar valores y principios, creyéndome dueño de estos por una simple militancia política
partidaria. Hace algunos años decidí cambiar, mantener la militancia e
ideología partidaria y hacer política desde la misma, pero primando sobre todo
esto el bien común, sin prácticas mezquinas donde se prioriza un posicionamiento
partidario o apetencias personales y egocentrismos, que nos
alejan del beneficio general. Quienes
tenemos hoy esta forma de pensar, nos llevó a recibir motes, nos califiquen o
rotulen de distintas formas, quienes creen que con esto suman gente al partido
o a un sector o línea, desconocen los
cambios que pide la gente, la problemática
que afrontan y la empatía que hoy nos piden. Veo campañas que descalifican
refiriéndose a distintas acciones o procedencia, sin ninguna presentación de
proyecto, plataforma o apareciendo días antes de una elección sociabilizándose, lejos están de la gente creyendo esto, aun así
piden un pegado a quienes descalifican, solo pensando en un beneficio circunstancial para no perder posicionamiento. Como dije
tengo parte en la responsabilidad de los errores cometidos, hechos que nos
llevaron a tantas derrotas, pero tomemos el ejemplo del 2021, donde primo un
proyecto a futuro acompañado por un puñado de jóvenes de distintas militancias
y muchos sin ninguna, apuntalados con algunos dirigentes radicales y extrapartidarios
de años, que solo aportaron experiencia, sin intereses personales, ni
egocentrismo, lográndose ganar. Hoy ese futuro está en puerta con otra visión, pero
siempre defendiendo principios y valores, yo dentro del mismo partido la UCR, sin ninguna
duda. Estamos en un frente, hagamos campaña sin epítetos ni calificativos,
acompañemos a la gente en la solución de sus graves problemas aportando
soluciones con proyectos viables y veraces, es nuestra responsabilidad acompañar
esto y a esta nueva dirigencia y
candidatos con responsabilidad y con nuestra experiencia. Años acompañando, y también con un largo tiempo de militancia me permiten
hacer esta autocritica, reconocer errores y asumir responsabilidades, que
seguramente las tengo, y me hago cargo. Treinta años perdiendo 16 elecciones,
algo paso y seguro no somos pocos los responsables. Aunque algunos hoy siguen
sin reconocerlo y haciendo las mismas prácticas que nos llevaron a estas
derrotas, escudándose detrás de la mentira de la posible desaparición de un
partido centenario como la UCR, seguramente puede peligrar si seguimos sin renovar
ideas y prácticas que nos lleven a
empatizar con la gente, y abrazar sus problemáticas y aportar soluciones.
Debemos dejar de lado el personalismo, y
ver el sufrimiento de quienes nos rodean y solucionar los
problemas de la gente, a la que
hoy les debemos respuestas. Vuelvo a pedir disculpas por la responsabilidad que
me cabe en los errores de estos últimos años y las asumo, nunca especule en contra
de la gente por intereses personales, hoy con otro pensar más empático y
abierto, aportare desde cualquier lugar de militancia que me consideren útil,
para que el mismo, logre ponerse en práctica, es lo que vale, apoyar proyectos
viables y a quienes los puedan llevar a cabo. Quizás esto no sume para las próximas
paso, pero seguro me sirvió para ratificar mi pertenecía y el compromiso que
tuve con la gente militando en distintos estamentos, seguramente con muchos errores,
los que asumo, pero siempre tratando de empatizar con la problemática de estos.
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