COLUMNA DE OPINION
José Luis Regalado
Las pérdidas del color
de las banderas y los escudos
Es difícil en estos tiempos mantener con firmeza
el color de los escudos y los símbolos partidarios. Es difícil el momento para
mantener principio y valores inculcados hace décadas a fuego. Es difícil hoy
emprender la lucha y enfrentar el modernismo, pues seguramente seremos
avasallados por esta era que nos toca vivir. Todo cambio significa un desafío
en todo ámbito, en la política esto se potencia, el llevarlo de la mejor manera y con este generar políticas encausadas para el bien común, es lo
que tiene que motivarnos. Esta es la
idea de la mayoría de los ciudadanos de bien, del color político o bandera
ideológica que tengan. Hoy el recambio generacional en la política nos propone
un gran desafío, sin desmerecer nuestra historia, nuestros próceres afines,
nuestras banderas ideológicas y el color
de nuestros escudos, debemos cambiar. La militancia partidaria para muchos es
más que una creencia religiosa, otros la
desechan abandonando partidos y vuelven a ellos según la conveniencia del
momento y se vuelven a embanderar ideológicamente sin atisbo de vergüenza. Hoy
la mayoría de los jóvenes reúsa a esto y la militancia la realizan online libremente.
Las críticas se realizan en las redes, las discusiones de comités o unidades
políticas fueron descartadas, las plataformas prácticamente fueron desechadas
por el modernismo militante del face. Las manos, las herramientas, las plumas y
laureles de los escudos partidarios prácticamente carecen de significado para
muchos jóvenes militantes. La cultura mediática de lo político nos encontró
desguarnecidos y nos llevó a tener que comenzar prácticamente de cero si queremos mantenernos dentro del sistema, como ciudadanos activos, de lo contrario, el
retiro. Muchos nos reusamos a reconocer ciertos cambios en todos los ámbitos, en lo político pienso
quienes somos activos militantes, es el que más nos cuesta. Se dice que es la
época de las coaliciones y la desaparición de los partidos, pueden quienes
tienen esta opinión tener razón, no lo analizo. Sumarnos a una coalición en
busca del bien común general tiene que ser nuestro horizonte y no es motivo para no mantener la identidad ideológica y luchar dentro de la
misma. Quienes luchen por el mismo motivo fuera de esta no son nuestros
enemigos, son solo adversarios de formas. Está en nosotros sumarnos a los
cambios, adaptarnos a los mismos con políticas abiertas e integradoras y así
evitar la pérdida de nuestros colores partidarios y que el bien común general
no sea siempre un horizonte, sino un
camino que transitaremos.