viernes, 27 de enero de 2017

Columna de Opinión Vivimos en una sociedad con pocos buenos ejemplos

Columna de Opinión
Vivimos en una sociedad con pocos  buenos ejemplos
Por: José Luis Regalado

¿Estamos hoy en una sociedad imposibilitada de predicar con el ejemplo? No sería difícil contestar esta pregunta, seguramente, como integrante  de esta sociedad considero que hoy la misma está más preocupada en su propia subsistencia, que en trasmitir valores y pregonar los mismos con su práctica. Quienes tenemos ya años recorridos y sumamos experiencia podemos ver en algunos jóvenes prácticas muy distintas a las que muchos llevaríamos a cabo, desde ya dentro de moralidad y los límites que la misma impone, estos cada vez más amplios. Esto lo podemos pensar desde el ámbito  en el  que se nos educó en principios y valores, pero que ya  hoy  no se habita ni se militan. El crecimiento del medio en que nos estamos desarrollando con un alto  nivel de consumismo  material, en todos los ámbitos, es el responsable directo del abandono de estos requisitos elementales para nuestro buen desarrollo.  Los hogares, las escuelas, la Iglesia y muchas otras entidades  socialmente reconocidas están perdiendo credibilidad por la  escases de valores en muchos de sus propios actores, desde ya no todos. Los hogares, base de toda sociedad, solo superada por el hombre célula madre,  están más preocupados por generar sustento o cambiar de estatus, que educar en valores. Podemos culpar a la situación actual, algunos hasta la herencia, pero esto es más un problema sociocultural por el nivel de consumismo, competencia  y  envidia. Con esto los actores abandonan  el rol que desempeñan,  como ejes ejemplificadores  en valores y principios. La escuela y la iglesia han perdido su verdadero lugar  en esta actual sociedad, con distintas acciones. La escuela prácticamente abandono la esencia del educar integralmente,  para pasar a ser un ente contenedor e inclusivo, vocablo moderno tan usado, pero lejos de los principios y valores que se deberían ejemplificar.  Hoy está obligada por el sistema y solo trata de mantener o acrecentar números vacíos de contenidos. La iglesia no está fuera de la crisis, desesperada por conservar  un estatus, olvida abordar los cambios, manteniéndose en una ortodoxia que se torna insostenible. A pesar de reconocer los graves yerros de quienes proclaman su palabra,  y  a quienes muchas veces acompañamos  en   estas en prácticas sin saberlo, hoy está lejos para ser tomada como ejemplo de preceptos. Aún más complejo sería un análisis de los responsables de guiar el destino de nuestro país o quienes lo hicieron en un pasado inmediato. La historia y algunos de las acciones que vemos,  poco tienen para tomar de modelo.  Principios y valores fueron abandonados en pos del poder y mantenerse en este. Hoy tomar el ejemplo de estos  no es la práctica de la que tenemos que asirnos para generar un cambio en la  sociedad. El rédito personal y el individualismo es lo snob, lejos quedo en el tiempo cuando  se nos pregonaban los valores y principios, tan  necesarios para el desarrollo del ser y su vida en plenitud. Solo si reconocemos esto, podremos  empezar a generar un cambio en los entes básicos y en un futuro  sembrar valores en tierra fértil que puedan multiplicarse.  Hoy ver esto es duro pero tenemos que permitirnos soñar para poder cambiar.  

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