Editorial
Nuestro
amigo rio el sabio y justo
En
una publicación anterior comente de que nuestro Rio, es el amigo que nos comunica, que nos ayuda, el que nos permite recrearnos,
el que nos alimenta y pienso también el que descubre en lo más profundo de las
personas su espíritu y compromiso solidario que tiene cuando ve a su
prójimo en situaciones como estas en la que hoy estamos. También es nuestro rio quien deja al
descubierto las miserias de unos pocos que van detrás de escondidos intereses,
a veces no tanto, para beneficios propios sin importar el costo que este
ocasione. La pérdida del poder y los fondos para uso político partidario
intranquiliza a algunos que ven como se le escapa la oportunidad de volver. Actitudes
contradictorias en lo ético y lo moral van en contra de cualquier valor
saludable en el ser humano, seguramente poco
practicado por estas personas que reclaman memoria. Hoy es este amigo rio el que los señala y
deja al descubierto la miseria de estos, que en situaciones donde debe primar
la unión y la solidaridad, se encargan de dividir y politizar las necesidades.
El uso de agravios como pusilánimes, envidiosos,
oportunistas, amnésicos demuestran que en nada han cambiado la estrategia comunicacional de quienes adoptan
esta forma de hacer política, los que si cambiaron fueron los interlocutores
que reconocen que hay otra forma menos agraviante de transitar por la vida. El amigo rio además de llevarse muchas cosas
llevo el velo que cubría muchos ojos. El isleño es agradecido, lejos está de la
ingratitud que se le endilga por querer algo mejor, quizás se equivoque, el
tiempo lo dirá. La ingratitud y la falta de memoria, está en quienes hoy atacan
a la comunidad isleña que los acompaño
durante nueve gestiones entre senaduría, intendencia, y diputación. Esta
comunidad les facilito con su voto vivir de una importante renta, que según hoy
con memoria y sabiduría en el balance que hizo con las gestiones efectuadas,
les dio negativo. Como se dice nuestro amigo rio, es el que nos comunica, el que
nos ayuda, el que nos permite recrearnos, el que nos alimenta, pero a veces nuestro amigo rio toma lo que nos
presta, esta vez aparentemente vino por el
poder que había delegado y no por eso lo podemos llamar ingrato y desmemoriado, sino sabio y justo.
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