viernes, 17 de junio de 2016

EDITORIAL Cinismo e Hipocresía

EDITORIAL

Cinismo e Hipocresía

Vocablos muy usados en una sociedad convulsionada por hechos que conmueven sus raíces ideológicas. El termino cinismo hace referencia a la impudencia, la obscenidad descarada y la falta de vergüenza a la hora de mentir en distintas formas como el relato. La hipocresía no difiere en mucho en su definición, dícese ser la actitud de fingir virtudes, creencias, opiniones y sentimientos lejos de poner en práctica o seguir. Ser hipócrita es esconderse tras una pantalla de mentiras y detrás de una engañosa reputación. La hipocresía es una forma de esconder a una sociedad ávida de valores  o sentimientos los verdaderos motivos enmascarados detrás de una falsa fachada, que es la acumulación de fortuna usando al poder que la demócrata sociedad le dio. Es la hipocresía la falta de consistencia de lo que se dice con los hechos. Una persona hipócrita es la que construye con la apariencia de bondad,  pretendiendo que se actúe de la misma forma y que se tome su ejemplo glorificándose su accionar, aunque detrás de todo esto se esconden los verdaderos fines y acciones alejados de una realidad camuflada con sus propios relatos falaces. De a poco pero en forma continua van cayendo día a día velos que escondían la hipocresía y el cinismo de una forma de gobierno. Seria duro considerar dentro de estos calificativos a buena parte de esta sociedad que creyó en un proyecto nacional y popular. Enmascarados como muchos lo han hecho detrás del  movimiento peronista que fue usado incansablemente para acceder al poder y de allí durante años    actuar hipócritamente,  saqueando  y engañando al pueblo. Con una asistencialismo discrecional en sus distintas formas como lo fueron los subsidios escondieron sus verdaderos motivos de su acceso al poder,  engañando a muchos esperanzados que hoy incrédulos ven contar la plata o enterrarla en sus narices. El cinismo obsceno con el que se muestran en su accionar, al descubierto hoy por la impunidad con la que aún creen contar, dejan aflorar los verdaderos motivos de su avidez por el poder, su enriquecimiento personal. Se habla de la teoría del derrame, seguramente desde  las cabezas de sus líderes llegara el esperado derrame pero no de las plusvalía generada por este poder, sino que lo que hoy se  derrama en esta sociedad que creyó en este movimiento es la desazón, el descreimiento, el enojo dirigidos a una clase política cínica e hipócrita. Clase política que hizo uso de las necesidades de su pueblo para esconder los verdaderos fines con los que llego al poder,   lucho por mantenerlo y aun hoy quieren volver nuevamente, su enriquecimiento.  Hay distintas clases de militantes en este movimiento, quienes con las irrefutables pruebas no esconden su tristeza  por el engaño sufrido, quienes esconden su descreimiento por vergüenza y no lo demuestran y quienes aun con las demostraciones de sus dirigentes de ostentación y acumulación de dineros espurios, con un nivel de corrupción nunca visto, aun defienden como  en el congreso a estos delincuentes. Ver este nivel  mafioso corporativo en nuestra cámara, de quienes deben elaborar y promulgar nuestras leyes, nos coloca en una posición de descreimiento. Aquí en nuestro congreso esconden a los delincuentes y se  protegen con fueros y a otros se los envían al Parlasur como representantes de nuestro país, premiados por  robar para la corona. 

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