viernes, 15 de enero de 2016

EDITORIAL La embriaguez del poder

EDITORIAL
La embriaguez del poder
La embriaguez que genera el poder  más cuando es acompañado esto con un crecimiento económico, termina haciendo confundir a quienes lo ostentan u ostentaban que eran los dueños del mismo. Existen distintas clases y definiciones de lo que es el poder y discusiones sobre esto. Una de ellas podría llamarse, la más razonable seguramente para algunos, pues no existe el absolutismo en lo que a esto se refiere,  puede ser esta: Por poder se entiende cada oportunidad o posibilidad existente en una relación social que permite a un individuo cumplir su propia voluntad. Podemos imaginarnos a una familia que durante años usufructuó de este y con este,  por distintos medios hacer cumplir su propia voluntad,  acrecentando el mismo y generando en el individuo que lo ostenta un exacerbado egocentrismo, creyéndose el único que podría tenerlo,  sostenerlo en el tiempo, manejarlo, dosificarlo, pero jamás perderlo ni entregarlo. No me imagino a estos empoderando al pueblo, a su comunidad, es perder el protagonismo y creer que con esto se podría perder la continuidad en este y la borrachera adictiva que esto genera. Pero son muchos los años y dicen que el poder desgasta y también se desgastan y  se revelan quienes cumplían su voluntad,  como si esta emanara de una divinidad eterna. Cuando el poder abandona a estos individuos, se aferran a cualquier cosa que les genere protagonismo y acceder a migajas de este pensando en un pronto retorno. Vivir en esta  continua embriaguez durante mucho tiempo y beber de esta fuente seguramente genero adicción. Hoy les resulta prácticamente imposible  no escuchar  las adulaciones de  voluntades cooptadas por largo tiempo, sometidas y mantenidas con un riego constante. Por eso estas familias del poder, que son las nuevas formas de gobierno desde hace varias décadas, seguramente no solo lamentan la perdida de rentas económicas, hoy  se aferran a cargos para continuar embriagados con lo poco que estos les dan. Consideran estos oportunistas una gran derrota no poder legitimar el poder real que da el voto y que otros si hoy pudieron, seguramente como ellos en su momento, y que ojala estos que gozan del  poder que les prestamos, sean  abstemios a la embriaguez que el mismo genera.

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