martes, 29 de marzo de 2016

Go Home Obama. Go Home Argentos

Go Home Obama. Go Home Argentos
Quienes protestan o repudian la visita de Obama a nuestro país, fundando ello en las actitudes de EE.UU en el pasado, deberían reflexionar acerca de que con el mismo razonamiento, la visita de un presidente argentino a otros sitios podría generar reclamos o rechazos de los que el presidente en cuestión, su gestión, su partido, su generación inclusive, sería ajeno. 
Así, cualquier presidente argentino que visitara, por ejemplo, la República de Nicaragua, debería dar cuentas o recibiría el repudio por la asistencia política, económica y militar al dictador Anastasio Somoza Debayle durante el proceso militar (1976-79); o yéndonos más atrás en el tiempo, debería soportar el escarnio por los homenajes y reconocimientos al padre de éste brindados por el Gral. Perón siendo presidente. En efecto, el dictador Anastasio Somoza Garcia (Tacho), asesino del General Augusto Cesar Sandino y de cientos de miles de sus compatriotas, fue condecorado con el Gran Collar de la Orden de San Martín y con la condecoración peronista “Al leal amigo”, a la sazón, Somoza de visita en Argentina, compartió el balcón de la Casa Rosada el 17 de octubre de 1953, para hablar al público junto al Gral. Perón. 
O bien, si visitara el Reino de España, sería denostado por las relaciones especialísimas que mantuvo Argentina con el Generalísimo Francisco Franco Bahamonde, autodesignado Caudillo de España por la Gracia de Dios, dictador por más de tres décadas, siendo nuestro país, por años, el único – además de Francia por razones obvias- que mantuvo relaciones diplomáticas con la España franquista segregada de la comunidad internacional de países civilizados. 
O tal vez, si usamos la misma vara de algunos compatriotas para denostar la visita de Obama en razón de decisiones o posturas de los gobernantes pasados de EEUU, todo presidente argentino que concurriera a Alemania sería fuertemente increpado e insultado por la connivencia de nuestro país con los Nazis y por haber erigido desde 1945 a 1955 un santuario para estos genocidas - y para su oro- en la República Argentina. 
Del mismo modo, si visitara República Dominicana, podría ser execrado acremente por las relaciones que “algún” gobernante mantuvo en el pasado con el sangriento y corruptísimo dictador Rafael Leónidas Trujillo, autointitulado “Figura Egregia, Líder del Pueblo y Campeón de la Paz Mundial”, también ocurriría lo propio con Alfredo Stroessner en Paraguay debido a las particulares relaciones que mantuvo el Peronismo con este régimen. 
Los hermanos peruanos, vaya si tendrían motivos para vilipendiar a un mandatario argentino que los visitara. Deudores eternos por Malvinas, estando en guerra fronteriza en los años ’90, se les pagó el fraternal y sublime gesto en el conflicto del Atlántico Sud- a través del presidente justicialista Menem - con la venta secreta de armas a su entonces enemigo, Ecuador, agravándose las cosas al extremo toda vez que, Argentina era garante de un tratado de paz entre ambos países.
JDM

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