EDITORIAL
Y una noche hubo que ceder, pero
sin ser vencidos
El RÍO
toma lo que quiere, no lo pudo hacer como el quiso, se lo dieron como y cuando
quisieron. Un puñado de locos por días y noches osaron enfrentarlo y le
entablaron una lucha donde dirimían el espacio, habían demarcado su territorio
y lo defendían con todo el poder que le daba la razón, su razón. Noche tras
noche, día tras día crecían las defensas y enfrentaban el incesante ataque que
sin descanso propinaba nuestro RÍO con
sus aguas. El mismo que nos alimenta, el mismo que nos transporta, el mismo que
nos alegra, y esta noche es también él, pero
el que nos angustia. Mansamente le están cediendo el territorio, sin el
estruendo de sus aguas que en innumerables ataques amenazo con quitarlo. No los
venció, ni los doblego, solo ellos están
vigilando que tome lo que le pertenece y
que en su memento se vuelva ir, o lo sacaran. Seguramente le van a pedir en poco tiempo lo que hoy le dieron, lo
sedera en silencio, agazapado para una nueva toma. Estarán mejor preparados
para enfrentarlo, fue una lucha dura,
contra un conocido amigo, que a veces
viene a tomar lo que nos presta,
quizás algunas veces no de buena manera, pero no debemos olvidar en esta larga
noche, que aunque nos duela, es el amigo que nos alimenta, que nos transporta y
nos alegra aunque hoy de angustia es el que nos llena.
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