jueves, 21 de abril de 2016

Una tarde en una Avenida sin límites “La Avenida Entre Ríos”

Una tarde en una Avenida sin límites “La Avenida Entre Ríos”








Quienes transitamos la avenida Entre Rio de nuestra querida Villa, y la conocemos en sus mejores épocas donde no era castigada por esta atípica creciente, nos invade una desazón y angustia generada por la impotencia de que nos enfrentamos a algo conocido que no podemos evitar, pero si ver menguado su impacto, algo que merece un análisis que haremos en su momento. Decidí esta tarde visitar a amigos comerciantes y vecinos. Existen distintas clases de impacto, el económico subsanable en el tiempo, nunca en su totalidad, pero  también un impacto psicológico que incide en el ánimo de la gente que ocasiona un desgaste y estrés que muchas veces escondemos o queremos desconocerlo. Este estado está claro en esta creciente, por eso llame  a esta una creciente atípica. En esta creciente venimos desde hace más de un año con el precio de la madera muy bajo, o sea que quienes están abocados a esta economía hoy se ven sumamente perjudicados pues aparte de sufrir la inactividad del sector, este mismo  prácticamente ya venía con poca rentabilidad. Quienes invirtieron para una temporada turística aparte de no poder trabajarla,  deben enfrentar hoy las deudas de esa inversión, la ganadería no queda afuera, la apicultura, la construcción, una interesante  salida laboral pues existe en la zona una importante inversión en este rubro, todos a la espera de créditos a bajo interés o sin él mismos,  que palearían en algo esta situación.  Consultando esto y el porqué del estado anímico del isleño en esta creciente coinciden que mucho es la angustiante situación económica por los bajos precio de venta de los productos de la zona. Otra situación es el  que muchos isleños comerciaban y cazaban nutrias para comercializar los cueros, que en esos momentos tenía un alto valor, con tres cueros comprabas la comida para el día en una familia, hoy el cuero no tiene valor, y son muchos los que lo sufren, los cazadores, los comerciantes y los acopiadores. Esta introducción tiene un porque y esta directamente ligada a la actividad económica en la rama comercial.  Quienes conocen  la venida Entre Ríos, en la zona costanera desde la Cooperativa de Productores hasta la finalización del pavimento  existían en épocas normales,  más de 70 comercios, hoy no supera la decena, los cuales no quieren abandonar su lugar y solo con acceso en lancha se puede realizar la  comprar. Un comercio que enfrenta esta adversidad se encuentra a la vera del Banco Bersa y es de la familia Sanches atendido por Néstor y su esposa Silvana a quienes acompañan sus Hijos se prepararon para superar esto hace días. Néstor hace más de 25 años que trabaja en este comercio y desde el 2007 son  propietarios. En una charla con Néstor y Silvina  recalcan la grave situación que atraviesan y resaltan su autoservicio como único sustento. También comentan la importante inversión para seguir funcionando que tuvieron que hacer para la compra de tablas, sin contar la mano de obra que hubiera  pues la realizó con un amigo y su hijo. Silvana destaca el costo de trasladarse por agua y hacerse de la mercadería, costo  que los proveedores no absorben.  La presión implosiva es sumamente  grande pero están a la espera de la exención. Cuando le comunicaba que eran de los pocos no más de 5 en la zona netamente comercial de la avenida  me dicen, no tenemos alternativa aunque alquilamos es nuestro lugar, levantamos más de 1 metro del piso y hoy nos debe quedar 60 cm. después veremos como continuar  la lucha y  que hacer, vivimos el día a día. L a Juvenil es otro comercio que queda hoy en  la desolada avenida, un comercio de más de 30 años, también familiar Daniel y Vicente son sus propietarios y cuñados, alcanzaron  a diversificar sus actividades comerciales, pero las dos son las más afectadas. La del comercio y la forestal, esta última   nos dice Daniel hace tiempo que el costo de la madera es tan bajo que  deja una rentabilidad que cubre los costos,   pero impide prácticamente la reinversión para sostener la forestación. Esta creciente vino a complicar esta actividad ya que hace 5 meses que se paró completamente, dejando mucha gente sin trabajo. Ellos también realizaron un entablonado y levantaron su comercio, heladeras frízer y estanterías para continuar su actividad, reclaman una atención mayor   a los frentistas de comercios que quedaron sobre la Avenida, ya que tienen altos  costos para llegar por agua con los proveedores y no quieren trasladar este a los precios, ya que ellos son también inundados y saben el sufrimiento de la gente. También reclaman una baja de presión tributaria, el municipio ya declaro la exención impositiva pero se retrasa la provincia y ver lo que puede hacer la nación. Vicente dice, como para aportar, que se podría realizar un solo viaje de todos los comerciantes y que el municipio colabore y así poder continuar con los mismos precios, ya que hoy todos sufrimos esto. Otro aporte fue pedir, una retracción del aumento de la luz hasta pasar esta situación ya que la empresa de suministro, es en buena parte del estado. En otro rubro esta otra empresa familiar  de “ Don Del Do” donde junto a Elvira la encargada y dueña del emprendimiento, aunque aclara que Gabriel, así se llama don Del Do, es también parte, llevan décadas en el rubro ferretería, hoy ampliado también a la construcción, comercio adquirido al vecino Angelito Del Do. Hoy nos comenta Elvira que esta todo parado llegaron a tener varias obras y 10 empleados en blanco y los demás contratados, hoy quedan solo 5 y no sabemos cómo mantearlos, obras no hay y las pocas que podemos hacer no alcanza para cubrir los costos fijos. Nos dice la obra pública esta parada, ya desde el año pasado viene el problema las pocas que tuvimos ya veníamos con problemas de cobro. Nosotros también incursionamos en la forestación pero la AFIP vino y nos multo por no cumplir con requisitos de aportes al personal del campo, estoy de acuerdo que se debe pagar, pero el trabajo en el monte es atípico y con los valores de la madera de hoy  es imposible. Tuvimos que pagar multas importantísimas, no fuimos los únicos, muchos forestadores también sufrieron el ataque impiadosos de la Afip, hoy me pregunto cómo puede ser que hace tres años nos sucedía esto y hoy se dan cuenta que un evasor debe 8.000 millones, es insólito. Estos comercios una zapatería, una tómbola, una verdulería un maxiquiosco y un comercio de comidas, estos últimos tres se habían comunicado con una pasarela con el Cerro poblacional de más 70 metros,  que el agua y la creciente no perdono. Esto es la cara del otro sacrificio, por la continuidad de este servicio. Esto me costó la tarde, ya cae la noche y transito a remo por una avenida sin límites, al fondo sale una inmensa luna y pienso un agradecimiento que parece poco, de un día sin lluvia, pero con mucha agua. 

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